a dignidad constantemente herida,
a tragedia por todos consentida,
a sobredosis de penuria en vena.
indignación no es propio del humano.
Ver como muere un continente hermano
requiere ya una solución rotunda.
como depositaria de sus bienes
ha sido tu castigo: por tus genes
circulan las maldades de la guerra.
multitud de productos esenciales,
que engordan las fortunas personales
de cuantos tiranizan y destruyen.
Quedan gestos vacíos, bocas mudas,
manos quietas, sanciones tartamudas
cuando entra paz en forma de moneda.
eran ayer magníficos verdugos.
Ahora extienden invisibles yugos
con el fin de imponer sus voluntades.
y enarbola en el rostro del contrario
el temor a vivir igual calvario
que el por ti padecido en su presencia.
si buscas con ahínco la victoria.
Escupe de tus fauces a la escoria
que impide ser al pueblo soberano.
Rechaza a la miseria enamorada,
y eleva al horizonte tu mirada
hasta fundirla en el azul del cielo.
en la diversidad de tu agonía,
firme raíz de negra poesía.
África, insubordínate. ¡Despierta!