Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía (Gustavo Adolfo Bécquer).
Que como el Sol sea mi verso, más grande y dulce cuanto más viejo (Miguel Hernández).
Tus ojos marrones
El sol aparece,
las nubes se esconden,
cuando me contemplan
tus ojos marrones.
La risa se acaba,
la pena me absorbe,
si no tengo cerca
tus ojos marrones.
Fugaces los días,
eternas las noches,
igual que tus ojos,
tus ojos marrones.