A día de hoy, esperando sigo

Con la promesa de abundantes megas
a buen precio, te abrí mi humilde casa
y desde que firmé no se que pasa
pues del gran chollo sólo quedan pegas.

Ayer, al vernos, éramos colegas:
  cercanía en el trato y mucha guasa. 
Hoy, tocas el teléfono y te abrasa, 
no recuerdo tu voz, de mi reniegas. 

Con una obstinación de enamorado, 
y sin manías, busco en otro lado
quien me dé cobertura en el hogar. 

Me dijiste: "lo tuyo para enero", 
¡ay canalla!, que estamos en febrero
y todavía estoy sin navegar.

Dos manos atadas por un contrato