Amado por la soledad

(A mi amigo Roberto Francisco Almeyda Rospigliosi,
generoso e inmenso vate peruano)

Amado por la soledad, Roberto,
  satisface el poeta su destino,
  apartando las piedras que el camino
  lanza furiosamente con acierto.

Tu corazón, de porvenir incierto,
  reclama para sí calor genuino,
  cansado ya de tanto amor mezquino
que arroja su tristeza al descubierto.

Sobre el verso navegas por la vida
  dejando a la infelicidad vencida
y, de paso, cultivas amistades. 

Tras regresar a tu nación peruana
  te lamentas al verla sin mañana:
  verso, patria y amor son tus verdades.

Muro con una pintada