Otra madrugada más

Se me echa encima la noche,
  otra tierna madrugada
  me contempla, me acaricia,
  me compadece y me abraza.
  Gravita para mí el mundo
  y para el resto descansa.
  ¿Qué daño habré cometido
  para tener esta carga?
  ¿Por qué me veo forzado
  a tratar con alimañas?
  Todos a mi alrededor
  ven y escuchan, pero callan.
  En la boca sólo un "dame"
  y muy pocos "¿qué tal andas?"
  Me dicen: contigo pérdidas
  solo y ninguna ganancia.
  Atrevida afirmación
  que desbarajusta el alma
y adjudica forma y cuerpo
  al manantial de mis lágrimas.
  ¡Qué frágil es la memoria
  ante ciertas circunstancias!
  ¡Qué velozmente olvidamos
el eco de las palabras!
  ¡Qué desdichado es el ave
que en su cárcel llora y canta!
  ¡Qué desgraciado es el hombre
  temeroso del mañana!
  Menos mal que cada día
me refugio en la esperanza.

Tétrico camino con arboles y luz al final