robando sitio al cielo de cobalto.
Férricos esqueletos sin sentencia
regados por un turbio mar de asfalto.
que nada son, nada oyen, nada sienten.
Odian su mundo pero a el son asiduos,
pocas palabras hay que los alienten.
El yo soy, perdedor ante el yo tengo.
Vivir sin disfrutar nada reporta,
ni dicha, ni riqueza, ni abolengo.
para este fin el hombre es adiestrado.
Mantiene activa su ambición suprema
a costa de penar esclavizado.
proporcionaba el básico sustento.
Hoy, el capitalismo está en la gente,
el iPHONE transformado en alimento.
